Viaje Estelar

En el sueño atravesaba el parque rumbo a la bicicenda, en menos de diez minutos estaría en la oficina. Como todas las mañanas tomé el atajo bordeando el paredón de la fábrica de heladeras, cuando un grupo de alienígenas me abdujeron.

Ante la duda sobre si la palabra abducir encajaba dentro del sueño abrí un paréntesis o sea, detuve lo que en la casi pesadilla estaba sucediendo, para averiguar cuál era la etimología de la palabra. En ese paréntesis imaginario desde mi notebook y googleé abducir. En Wikipedia encontré una definición que mucho no me convenció, cito textualmente: “Movimiento de alejamiento de una extremidad u otro órgano del plano medio que divide imaginariamente el cuerpo en dos partes iguales”. Compleja, continúe indagando y me quedé con la que me pareció más apropiada. El término abducir proviene del latín abdujo, que significa llevar. Conforme decidí cerrar paréntesis y continuar con el sueño. Al retomarlo mis captores ya me habían instalado en una pequeña nave con capacidad para tres pasajeros, dos  alienígenas y yo. Sin que lo mencionaran supe que me trasladaban a otra de mayor tamaño llamada “nodriza”.

Abrí paréntesis nuevamente ya que me resultó curioso la manera en que nombraban a la nave insignia la cual era mi destino final.

Le pedí prestada la Tablet a uno de mis ocasionales compañeros de viaje. Era similar a las nuestras solo que pude tipiar la palabra nodriza en el navegador con el pensamiento. El primer resultado  aseguraba que  la palabra nodriza procede del latín nutrix y es atribuida al nombre que se les daba  a las amas de crianza. Mujeres jóvenes que suplían a las madres en la tarea de amamantar a sus bebés por ausencia de leche en sus senos y en algunos casos solo por comodidad. Me pareció que poco tenía que ver con la nave que llamaban nodriza ya que esta no refugiaba a los transportes de otros invasores y por lo que había visto hasta ahora, tampoco los reabastecía de combustible ya que las naves alienígenas, como en la que yo viajaba, eran impulsadas por energía solar.

Cerré nuevamente paréntesis y traté de retomar el sueño. En lugar de volver al original  se me coló una escena donde montando en un vehículo similar a una motocicleta pero sin ruedas, perseguía al gato del vecino. El singular rodado flotaba a un metro del suelo y yo le disparaba al pobre felino con un rayo paralizante con la intención de que dejara de maullar frente a la ventana de mi dormitorio.

Con lo poco que me quedaba de conciencia, todavía no había alcanzado el sueño MOR O REM en inglés (rapid eye movement sleep) que describe la fase donde se producen los movimientos oculares y las ensoñaciones más ligeras y que también se destaca por producir erecciones que en mi caso no se debían a la persecución del gato. Como casi todas las noches las mismas se producen porque, antes de acostarme, espío a la vecina por la ventana cuando desviste.

Pude retomar el sueño y con él mi presencia virtual  en la nave nodriza.

Se trataba de un reducto circular, vidriado, desde donde podía apreciar el espacio profundo en todo su esplendor. Mi abductor, en un extraño idioma que para mi sorpresa entendía, me condujo a la presencia del comandante de la misión llamado Spock, un personaje de aspecto entre tenebroso y cómico.

El alienígena de estatura media, llevaba puesto un traje protector de color blanco brillante con forma de heladera. El rectángulo se componía de dos puertas, la inferior que contenía la parte del cuerpo y la superior, el freezer, cubriendo la cabeza. A cada lado de la manija vertical que hacía las veces de nariz, dos leds uno rojo y otro verde titilaban simulando ambos ojos. Más abajo emergía un dispenser de agua por el que asomaba una lengua de tres puntas.

Sentí curiosidad por el funcionamiento del artefacto que representaba nada más ni nada menos al Jefe Supremo de la flota. Sin dudarlo alargué mi brazo e intenté abrir la puerta de la cabeza o sea del freezer. En ese preciso instante dudé si  la palabra freezer era sinónimo de congelamiento.

Para mi comodidad Spock (la heladera), tenía en su frente una pantalla de led, mentalmente abrí el navegador y tipié la palabra freezer. Si bien el término correspondía con la función de congelar, además de esa acepción, también se refería a un malvado Tirano  que había destruido el planeta Vegeta donde habitaban los más famosos guerreros del espacio llamados Dragón Balls.

Mientras cerraba el paréntesis y me acordaba que en esta oportunidad, por la velocidad de los acontecimientos, no lo había abierto, llevé mi mano abierta hacia la manija (nariz) sin considerar que mi actitud temeraria enojaría al personaje.

Como si obedecieran a mi intención las puertas se abrieron y un cuerpo deforme comenzó a emerger juntamente con la cabeza. Debido a la separación obligada para conservar ambas temperaturas cada parte del cuerpo lo hizo independientemente para luego ensamblarse.

Arrepentido de haber sido tan osado como para desatar la furia del tenebroso personaje mire a mí alrededor buscando sin posibilidad de éxito alguna forma de salir del lugar. Balbuceé una disculpa aunque presentía que el final era inevitable.

En cambio, el horroroso cuerpo se transfiguró convirtiéndose en una hermosa mujer, era Rosa, la nodriza que debido a la enfermedad de mi madre me había amamantado hasta que cumplí dos años. Me sonrió mientras agitaba sus pechos de los cuales manaba leche blanca como la leche. Los brazos de Rosa se abrieron con la intención de refugiarme en su seno como cuando era un bebé. Me dejé llevar, calculé que el sueño estaba por terminar y esto era mucho mejor que perseguir al gato del vecino en una motocicleta voladora.

La regresión a momentos ya vividos que no encajaban con mi edad me produjeron nauseas. Rosa continuaba sonriendo y avanzaba hacia mí dejando a su paso un torrente blanquecino.

Desde las profundidades de mi sueño escuché una voz conocida, Rubencito, la leche, susurraba mi mamá, se te hace tarde para el colegio.

Bajé a la cocina, el desayuno estaba servido, un vaso de leche espumosa se desbordaba sobre el mantel. Mamá me había comprado las galletitas con los personajes de Star Trek que promocionaban en la tele. Elegí la de Spock  y la del Capitán Jim.

¡Nos entregaron la heladera nueva!, me dijo mamá exultante.

Tiene un dispenser de agua en la puerta y cada una de las luces marca la temperatura de los dos gabinetes.

Sobre la manija del freezer, con letras doradas brillaba la marca: ENTERPRISE, el nombre de la nave insignia de la Federación Unida de Planetas. No me animé a abrirla.

3 comentarios en “Viaje Estelar

  1. La materia que hizo al sueño viene del futuro ¿qué tal?. Me gustó mucho los «entre paréntesis» Muy bien narrado y mucha fantasía. Así se hace y disfruta la esritura

  2. Muy bueno!!! Y lo disfruto mas porque te conozco. El pedo interplanetario que tenes no es de ahora. Lo que tiene de bueno que al escribirlo es una locura prolija que deja testimonio.

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