El Ayudante

 

El tránsito por el túnel fue más difícil de lo que había previsto, cargaba con la urgencia de emerger por la escotilla para aspirar el aire que mis pulmones necesitaban para sobrevivir. A medida que avanzaba mi cuerpo se iba adaptando a los contornos facilitados por el revestimiento gelatinoso del traje. Al límite de mis fuerzas logré asomar la cabeza. Un ayudante, mucho después supe que asistía al principal a cargo, logró que emergiera el resto del cuerpo. Resolví mi angustia en un grito que los presentes festejaron como si su felicidad fuera inversamente proporcional a mi dolor, no me resultó agradable.

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