La Plaga

 

Me acuerdo, como no me voy a acordar si me parece que las estuvieses viendo venir por detrás del monte. Una marea gris en una danza armoniosa como si fueran un cardumen de sardinas, dándose formas extrañas para intimidar y pretendiendo ser una sola cuando eran miles, quizás millones que en unos pocos minutos dejaron el campo destrozado, peor que si lo hubiese sacudido un huracán o una gran tormenta de granizo.

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El cafè que no llega

 

El pibe sin mirarme bajó el volumen de la radio con cara de fastidio, -que viejo choto-, creo que murmuró. En este bar solo se escucha tango, le dije varias veces,  se hace el boludo. El médico me recomendó que no debo hacerme mala sangre  pero tragarse la bronca tampoco es bueno, los que me conocen saben que se me pasa enseguida y perdono fácilmente.  

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